Imagínate un momento: estás en la Valencia medieval, hace siglos, y de repente aparece algo que va a revolucionar los postres para siempre. Sí, hablamos del turrón, ese dulce que nos hace perder la cabeza cada Navidad. ¿Quieres saber cómo pasó? ¡Agárrate fuerte que vienen curvas!
El turrón como barrita energética para las olimpiadas
¿Sabías que el turrón tiene una historia más épica que una serie de Netflix? Vamos a remontarnos nada más y nada menos que antes de Cristo, en las orillas del Mar Mediterráneo. Imagínate a griegos y romanos comiendo turrón durante sus larguísimos viajes. Se dice que los griegos preparaban esta mezcla de frutos secos y azúcares para que los deportistas pudieran tomarlos. Su valor energético les daba más fuerza para participar en las pruebas deportivas. ¿Quieres decir que el turrón es prácticamente un suplemento deportivo? ¡Pues claro!
El turrón primo-hermano de los tradicionales Baklava
Todo apunta a que en la antigua Mesopotamia, allá por el Siglo II a.C., ya existían delicias como el Baklava, un primo hermano de nuestro turrón. Imagínate un pastel turco/árabe hecho con masa filo, frutos secos triturados y miel. ¿Te suena? Es como el abuelo de nuestros turrones.
La invasión dulce: los árabes y el turrón
Cuando los árabes llegaron a la península en el 711, no solo traían cultura, ¡traían recetas! Entre ellas, la maravillosa combinación de frutos secos y miel que se convertiría en el turrón que conocemos. Y es que Alicante era el lugar perfecto: almendros por todos lados y colmenas de miel de romero y tomillo. ¡Era como si la naturaleza hubiera preparado el escenario para el turrón!
La Princesa, el Rey y los Almendros
En Jijona existe una historia que parece sacada de un cuento Disney. Imagínate a una princesa escandinava muerta de nostalgia por la nieve. Su marido, el rey, tuvo una idea más brillante que un turrón: plantar miles de almendros alrededor del castillo. Cuando florecieron, el paisaje se volvió blanco, igual que la nieve de su tierra. ¡La princesa recuperó la sonrisa y nosotros ganamos el turrón!
Más de 400 años de tradición dulce
Ya en 1584, el jefe de cocinas de Felipe II, Francisco Martínez Montiño, documentaba en su libro «Conduchos de Navidad» la costumbre de comer turrón en Navidad. ¡Imagínate, más de 400 años de tradición dulce!
Tradicionalmente, hablamos de dos grandes tipos:
- Turrón Duro (Alicante): Compacto como la personalidad de un valenciano, con almendras tostadas y mucha dureza.
- Turrón Blando (Jijona): Más suave que un abrazo de la abuela, molido finamente.
Pero claro, en Pepina Pastel no nos quedamos con lo tradicional. Nosotros cogemos esa historia, le metemos una buena dosis de creatividad y… ¡PUM! Nacen nuestros turrones artesanos.
Los turrones de Pepina Pastel: cuando la tradición conoce la creatividad
- Turrón Doritos: El crunch que desafía la lógica. Chocolate blanco y Doritos, ¿quién lo diría?
- Turrón Gublins: Un homenaje a los amantes del sabor intenso. Grefusa meets pastelería.
- Turrón Gingerbread Gold: Navidad reimaginada sin jengibre pero con todo el sabor.
- Turrón Palomitas Belros: Cuando el cine se encuentra con la pastelería.
Porque la vida es demasiado corta para turrones aburridos. ¡Pruébalos todos con nuestro pack!
Un Guiño al Pasado, Un Mordisco al Futuro
Cada vez que muerdes uno de nuestros turrones, estás probando algo más que un dulce. Estás probando:
- 🕰️ Siglos de tradición
- 🤪 Un punto de locura valenciana
- 🍽️ Innovación culinaria
Ya sabes la historia. Ya conoces nuestra filosofía. Solo te queda una cosa: Probar. Probar y dejarte llevar por la revolución dulce de Pepina Pastel.